jueves, marzo 02, 2006

Bienvenida, nueva noche televisiva (valga la rima en asonante)

Ayer –hoy, siendo estrictos-, al filo de la madrugada, tuve la oportunidad de estremecerme. Después de cenar, encendí la televisión y, en la Primera, encuentro un extraño e increíble relato sobre algo así como “el porno casero”, en el cual mafias estadounidenses del sexo de ¡Kentucky! obligaban a amas de casa a una especie de prostitución cinéfila.

Ese relato tenía una perfecta estructura de reportaje, con su narración, sus declaraciones de implicados, etc. Además, ayudaba a su verosimilitud el símbolo del programa que aparecía en la esquina inferior izquierda: una X. Te hacía pensar: “Vaya, “Dos rombos” se ha lanzado a la calle o TVE ha creado su propio “TNT””. Por espacio de un par de minutos, te creías lo que te estaban contando, angustiado y temerosamente crédulo, pero pronto las confesiones se hacían desorbitadas, con la compañía de una banda sonora de corte “Aquí hay tomate”. Te percatabas de que era una escena de humor. Era el instante en el que nacía la pregunta –que podía ser fácilmente resuelta con un simple 403 en el teletexto-: “¿qué diablos es esto?”.

Obtenemos la respuesta. El reportaje termina e inmediatamente después aparece Tonino flanqueado por dos desconocidas escobas, la verdiana Aida y su clónica compañera Mireya. Me temo lo peor: “Tonino, ¿dónde te has metido?” Aquello parecía un programa destinado al fracaso, la vergüenza y el escarnio de la audiencia.

Por un amor al pasado, al Tonino de “CQC”, seguí viendo aquella locura llamada “Extra, paranoticias”. Y he de decir que poco a poco me fue haciendo gracia: el xope adictivo, la tía de “¿Quién sabe dónde?”, los hombres que compartían la misma cara, etc. En realidad, no sabría decir si el programa fue sublime o infame (esa misma dicotomía que un amigo me hizo reconocer en “La Hora Chanante”), tal vez sí surrealista.

Entonces, tardíamente, entro en el teletexto para ver si al día siguiente “Extra” también sería emitido. Y no, como aclaró Tonino más tarde, se trata únicamente de un programa semanal que, en principio y sólo en principio, ha seleccionado el miércoles como su día en antena. Vale, el miércoles nos entregaremos el uno al otro de nuevo.



Pero, más allá de un nuevo episodio televisivo, el parto de estas paranoticias viene a constatar algo que se ha estado gestando desde hace tiempo: la nueva noche de la tele. Y es que la muerte de “Crónicas Marcianas” ha dado paso a un renovado perfil de la madrugada en el que la palabra humor preside cualquier alumbramiento.

Cuando se pactó el fin de la era Sardá, Antena 3 apostó por un formato diferente que tuvo que convivir con los últimos momentos de los extraterrestres. Un esfuerzo arriesgado, sobre todo teniendo en cuenta que son la cadena gafe, que pronto obtuvo sus resultados. Al finalizar “Crónicas marcianas”, “Buenafuente” se convirtió en el principal referente de esa franja horaria y en un modelo de la nueva televisión.

Surgió Cuatro, y no desaprovecharon el camino iniciado por Andreu y los suyos. La solución estaba en el humor, en el humor inteligente, no en el macabro y soez tiovivo por el que un pesado magnetismo de lo burdo (“el burdel” llamaban algunos a “Crónicas”) paseaba las ignominias de esta país y los microfalos de Sudamérica. En esa perspectiva aparece “La Noche Hache”, un formato, en parte, similar al de su predecesor y que tiene claro cuál es su público: los cerebros.

Andreu Buenafuente y Eva Hache están orientados a un cambio. Sin duda, su comicidad no es universal pero sí busca lo inteligente antes que lo bajo, su sonrisa es sana y no asesina (me río de lo mediocre sin saber que, al hacerlo, me condeno a una mediocridad mucho mayor). En la medida en que sus dos programas funcionen y triunfen –he omitido a Tonino pero, está bien, la “inteligencia” de su humor puede ser cuestionada-, se fortalecerá la idea de que todavía hay un amplio sector de la sociedad española para el que la basura es odiosa y que demanda una televisión de calidad, la cual debe ser uno de los pilares de un cuerpo social mejor.



Por ello, suerte a todos los que se han arriesgado o lo harán en breve y, de momento, ¡bienvenida, nueva noche televisiva!