viernes, enero 25, 2008

Expiación: Más allá de la pasión

Nunca podría ser crítico de cine: soy un ignorante, lo confieso. No puedo alardear aplicando tecnicismos, no tengo bagaje fílmico, apenas conozco los entramados a la hora de construir una película. No obstante, puedo hablar de sensaciones. Sensaciones como las de "Expiación", sensaciones clavadas, imborrables. Necesito hablar de ellas, aunque con ello resulte el personaje más parcial de la Historia. Lo necesito, aun cuando mi subjetividad borre el camino.

Y es que desde "El paciente inglés" no había visto un relato de amor tan grandioso como éste: incalculable en múltiples sentidos. No es, evidentemente, el título definitivo, pero reúne tantos ingredientes que es imposible no pararse a reflexionar acerca de sus virtudes, aplastantes virtudes.

Por ejemplo -puedo pecar de imprudencia y estoy podrido de parcialidad-, su banda sonora resulta brillante. Más que de composición, se trata de un estado de simbiosis. En este caso la música no acompaña, en "Expiación" la música está acoplada al relato, forma parte de él -incluso los actores acaban por cerrar los temas- y es tan endiabladamente original que crea otro nivel paralelo a la película. Sencillamente increíble, sólo en "Finding Neverland" se ha dado algo similar en los últimos tiempos: lógico que ganase el Oscar.

Dos aciertos más: la estructura de la narración y el entrelazado de realidad e intranovela. En el primer caso, sólo diré que no hay mejor curso para aprender a utilizar los saltos temporales -piruetas, más bien-; en el segundo, cuando la historia parece suicidarse, la ficción acaba por confundirlo todo y, al final, la propia "realidad" gana un peso trágico que, desde mi punto de vista, otorga una conclusión perfecta al conjunto de la película -qué ironía precede a la expiación definitiva, antes de que la memoria se pierda para siempre-.

También Keira Knightley y James McAvoy -tiene una mirada severa que, por momentos, recuerda a Russell Crowe- saben lo que se hacen y dan solidez a unos personajes que lo serían aun interpretados por actores de "Al salir de clase". Tan grande es la sombra que aquí los ampara.

Y alguien podrá criticarla, podrá tacharla de lenta. Bienvenida sea su lentitud, su languidez, porque sólo así se puede hablar de un amor más allá del tiempo, de una pasión reproducida en la distancia y en la espera. Una pasión que es una obra de arte, derramada sobre un escenario al que nos lleva la fotografía, probablemente el mayor logro de "Expiación", un cuadro viviente en la cinta, que únicamente se puede apreciar paseando despacio.

Sólo añadiré: después de ver este plano secuencia de cinco minutos -aquí aparece un poco acelerado-, me sincero y respondo que casi lloro por esta brutalidad técnica, con la que casi se me caen los pantalones. Soberbio.




Postpost: Si luego de ver esto no vais al cine aunque sólo sea arrastrados por la curiosidad, necesariamente habré perdido esta batalla por mis preferencias. Aunque haya cosas que ni la subjetividad pueda corromper.

domingo, enero 20, 2008

Poema

En el sueño de la siguiente palabra
el silencio engendra la extensión total de lo posible.
En el abismo entre la inminencia del ser y la existencia
tiendo la longitud de la creación
con el infinito poder de un dios.

martes, enero 15, 2008

Zumo concentrado de cítrica de cine

Ni mejor, ni peor: distinta.

Postpost: Muy Wes Anderson, también podría decirse.

domingo, enero 13, 2008

Ángel González

Muchas personas ignoran lo que es ser poeta y, sin embargo, lo son. Significa esto que escribir poesía no se trata de una vocación teatral, de una forma de ser, de una excentricidad preconcebida o un alejamiento del mundo -la torre de marfil-. Es, más bien, o debiera ser, algo que se hace por naturaleza, que fluye de uno mismo sin pensarlo, más por instinto que por un objetivo, como la primera metáfora de Mario Ruoppolo en "El cartero y Pablo Neruda".

Cuando la poesía se transforma en un disfraz, es probable que acabemos tomándola como falsedad. Poeta y obra pueden llegar, pero sólo lo hacen cuando hay verdad en lo que cuentan, y esa misma verdad está desnuda. Esa es la creación cierta, el resto es pura mentira. Es mentira toda literatura que prioriza el cómo está contado al qué cuenta. Es un ramo de flores pero sólo eso: un ramo de flores. Vacío. Humo.



Los poetas verdaderos transmiten, son profetas y no peluqueros. Por eso son universales, porque su arte está hecho para todos, por todos. Y me gusta decir que Ángel González es uno de esos poetas verdaderos. Porque tuvo una voz y contó.

Ahora está muerto, o más bien es su cuerpo el que ya no nos acompaña. Afortunadamente, le ha gandado la batalla al olvido y siempre estará ahí, con su verdad desnuda, con su poesía para los hombres:

Otro tiempo vendrá distinto a éste.
Y alguien dirá:
"Hablaste mal. Debiste haber contado
otras historias:
violines estirándose indolentes
en una noche densa de perfumes,
bellas palabras calificativas
para expresar amor ilimitado,
amor al final sobre las cosas
todas".

Pero hoy,
cuando es la luz del alba
como la espuma sucia
de un día anticipadamente inútil,
estoy aquí,
insomne, fatigado, velando
mis armas derrotadas,
y canto
todo lo que perdí: por lo que muero.

Ángel González, "Otro tiempo vendrá distinto a éste...", de "Sin esperanza, con convencimiento".

Postpost: Quizá por eso Sabina, además de discípulo aventajado, es también una de las personas que más le ha querido.



sábado, enero 12, 2008

New born

Abrieron el sepulcro
y vieron que ya no estaba.
A eso lo llamaron milagro.
En la transparencia del no estar
cabían al cabo lo posible y lo imposible.