martes, septiembre 12, 2006

Mentiras con chincheta

Las máquinas detectoras de mentiras graban tres típos de señales vitales: presión sanguínea, grado de sudoración y ritmo de respiración. Cuando se somete a una persona con detector, se le van haciendo preguntas y se graban las variaciones en sus funciones vitales.

En el cuestionario se intercalan preguntas de control, para diferenciar las respuestas que se dan con miedo o culpa. Son del tipo: ¿su nombre es Pablo Fernández? ¿Ha robado algo en su niñez? Se supone que el individuo responderá a la primera sin miedo porque es verdad, mientras que la segunda le causará cierta perturbación, si es que ha cometido una pequeña fechoria de niño.
Conforme aumenta el número de preguntas de control, se puede ir elaborando un perfil de las reacciones que surgen ante la mentira. Para engañar a un detector, como hace Catherine Tramell, protagonista de la película "Instinto Básico", podríamos intentar ofrecer un perfil plano, sin emociones que puedan delatarnos. Otro método consitiría en autoprovocarnos con una chincheta escondida en el calzado u otro estímulo doloroso para así obtener un perfil tan caótico que no concluyera nada.
A pesar de todo, resultaría tremendamente difícil engañar a la máquina que, dicho sea de paso, ha incorporado sistemas auxiliares que la poilicía mantiene en secreto.


Postpost: Y que seguro que la maquinaria de "En Antena" ha incluido.