viernes, noviembre 10, 2006

Perfección

La perfección parece un reto inabarcable, en primer lugar, porque no existe una clara definición del término "perfección". Sin embargo, no sería ilógico pensar que se encuentra en todas partes, rodeándonos y revelándose en cada instante, sin necesidad de que un supuesto "error" ensucie una maquinaria engrasada.
En realidad, debería distanciarse en cierta medida del concepto de "fallo" y acercarse más al de "emoción". Porque la perfección, tradicionalmente, se ha asociado con la divinidad, con la idea de un Dios Todopoderoso, y éste, como ser desconocido, como verdad intangible, siempre nos ha producido una extraña sensación de miedo, éxtasis, liberación o postración. Es la emoción pura.
Anoche, reflexionando acerca de esto, me vino a la cabeza la actuación de Nadia Comaneci sobre las asimétricas en los JJ.OO. de Montreal de 1976. Era la primera vez en la historia de la Gimnasia que un ejercicio ejecutado recibía una puntuación de "10". En teoría, sus movimientos, saltos, salidas y caídas habían sido realizados sin el menor error, de ahí que alcanzase ese hito deportivo.
No obstante, no siendo juez, no poseyendo el espíritu crítico o el conocimiento gimnástico necesario, cualquiera podría haber determinado que ese ejercicio se merecía la máxima nota: cuando la ves moverse, cuando la ves saltar, ella vuela, y ese vuelo ligero es emoción, tú la sientes, hay algo de etéreo o de ángel azul, y nadie puede mentirte sobre todo cuanto fluye dentro de ti.
Algo extraordinario había sucedido. La perfección estaba ahí.