viernes, febrero 08, 2008

Vuelvo a ti

No sabía cómo llamarte y sin embargo
tú respondiste a mi silencio.
Me reconociste
en la misma sombra de todos los hombres,
en la travesía insondable de todos los rostros.

Allí estaba,
marcado a fuego por la soledad,
abierto a la puñalada de las flores y
los románticos besos a escondidas,
los profundos besos como para beber tu verdad
en esta indistinta noche
que no llega.

Buscando el irreparable rastro
de tu tránsito en la ya consumida piel,
en galerías de la reminiscencia
jamás recorridas eternamente desconocidas,
ásperas, solitarias, apagadas,
trazando la inextensa distancia
entre la evocación y el deseo.
Entre tú y tu ausencia.

Pero has vuelto,
como vuelve, después de todo,
la primavera, la luz intensa del amanecer,
y yo mismo vuelvo a ti,
de donde nunca he salido
camino al fin nunca desandado.

Algo distinto de ayer
de ningún modo mañana
esquiva la fragilidad de mi pecho
y me hace más fuerte, endiabladamente
más robusto hoy.

Hoy soy más fuerte
que el incansable goteo de la vida, más fuerte
que la inexplicable congoja de morir,
más fuerte que el vacío y su espera.
Más fuerte que el simple temor
de no ser fuerte.

Hoy
como tal vez ningún otro
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa ciegamente
te quiero,
y eso es lo único más fuerte que yo.