domingo, junio 04, 2006

Juego limpio

Dentro del deporte, soy partidario de dos posturas aparentemente contradictorias: por un lado, la deportividad, siempre presente, y, por el otro, las protestas dirigidas a los árbitros.
Es muy fácil opinar de la mano de la lógica y defender la compostura, la educación. Qué sangre fría, como frío el asiento en la grada, el culo que sustenta el cuerpo: "No protestéis, no protestéis, protestar no sirve de nada". "Protestar no sirve de nada" es un tópico muy extendido, que puede parecer excelente si tus pies nunca han pisado una pista de juego. Porque los árbitros son como niños pequeños, enfundados en sus uniformes colegiales, con el capricho de un mal día.
Su arbitraje puede resultar penoso, pero, ah, elegancia, tú debes mantener la boca cerrada. ¿Debes? A un niño que está haciendo lo que le da la gana, si no le pones trabas, tomará su libertad como infinita. Ahí es donde tiene que surgir la protesta, seguir mudo es prorrogar la falta y desnudarte como un débil pusilánime sin armas de lucha.
Si eres capaz de mantenerte respetuoso, pero firme, dentro de una queja, el árbitro conocerá sus límites. ¿Es ser maleducado defender tus derechos, el verdadero juego limpio? La filosofía del juego limpio significa correr dentro de unas normas, de las que los colegiados nunca están excluidos.
Cuando alguien se equivoca continua y partidariamente, merece conocer su error, no un premio silencioso.


Postpost: Dedicado a la SAR, mi equipo, vencedora moral de la Copa de Galicia de balonmano y a todos los escupitajos y patadas que volaron sobre los cráneos vacíos de los colegiados. No comparto esas pequeñas violencias, pero eran el testimonio más fiel de una jornada injusta.
¡Viva la SAR! ¡El Comité apesta!
Postpostpost: Todavía recuerdo la expulsión a un compañero del Universitario de Santiago por dirigirse al árbitro con estas palabras: "La filosofía del deporte es el enfrentamiento de igual a igual entre dos equipos dentro de unas normas veladas por vosotros. En esto consiste el deporte: en jugar limpio. Tú ensucias el juego". Qué mártir que abrió ojos.