jueves, marzo 09, 2006

Concursante Nº4

"Ayer vi la soledad, el miedo y la tristeza unidas en un solo gesto. Una ola amarga que me cruzó cerrando el telón de los párpados con una energía lánguida.

Ayer vi sombras. Y temblé".

Se escogía a las finalistas de Valencia en el casting de “La churri del Neng”, en Buenafuente. La prueba consistía en declararse al Rey del Progresive y, acto seguido, besar alguna parte de su cuerpo.

La concursante número 4, cifra dudosa, dijo unas palabras que no recuerdo y, a continuación, besó la nariz del Neng. Fue un beso carnoso al que siguió un juego pícaro con la lengua, punta con punta en un movimiento vertical. Actitud que puede pensarse normal y que debería estancarse, sin duda, en esa creencia. No obstante, sin saberlo, aquel gesto me desveló lo más profundo del alma de aquella chica de Valencia. Y con ello, lo más hondo de todos nosotros.

Fue una sucesión ilógica de razonamientos que, sin embargo, me hacía subir por una certeza mayor a cada peldaño:

a) Aquel movimiento con la lengua era similar al movimiento que las actrices porno realizan en la punta del miembro de sus compañeros durante las felaciones.
b) Esa chica había practicado sexo oral y, sobre la base de la observación, había desarrollado una técnica que, muy probablemente, resultaría más satisfactoria para un hombre.
c) Esa chica tenía una sonrisa débil y fea, de grandes encías. Su rostro era parecido al de un ave rapaz. Esa chica no era bella.
d) A esa chica, previsiblemente, no le agradó la primera vez que se la chupó a ¿su novio? Quizá ni siquiera eran pareja, no creo que conociesen sus nombres. ¿Por qué lo hizo, entonces? Tenía que hacerlo. Por ella.
e) Esa chica estaba sola, se sentía terriblemente inferior, desplazada. Se lanzó a por su presa hambrienta, necesitaba retenerla. No podría ofrecerle su belleza, tampoco su inteligencia, pero podía darle placer. Su lengua podía recorrer los genitales de aquel chico y, como una cadena, sujetarlo más tiempo contra ella.
f) Esa chica estaba anoche en Buenafuente. Por lo tanto, la cadena se había roto y la soledad había gritado de nuevo su nombre.
g) En las pupilas de esa chica podía verse la oscuridad, el abismo de su interior. Había traicionado repetidas veces a su orgullo, a su alma y a su sonrisa para vencer al miedo, a la soledad. Era tan frágil que temo que haya sido manipulada. Y más de una vez. Pero seguirá haciéndolo porque la soledad volverá una y otra vez.

Conclusión: Somos puro polvo, tenemos tanto miedo que sacrificamos lo más sagrado por no sentirnos solos, sin saber que la soledad está siempre ahí porque, en la medida en que nuestro corazón y su fuerza nos es desconocida, ni siquiera nosotros mismos podemos ser una voz a este lado. La soledad es un destino triste, pero tan triste como fiel.


Posdata del Cabaleiro Sentai: Esto es lo que sucede cuando dejas que una tía domine un blog. Pronto hablaremos de lo que realmente importa, el Macrobotellón.

Contraposdata de la Dama de la Rosa: Al menos mis posts no están basados en la más profunda ignorancia y desinformación, como el tuyo de ayer.