viernes, abril 07, 2006

Distopía

V de Vendetta” es el último título cinematográfico de un subgénero de la ciencia ficción que me resulta especialmente atractivo: la distopía. Distopía es una palabra que se opone a utopía y que fue acuñada por John Stuart Mill a partir de la concepción “eu-topía”, el lugar en que todo es como debe ser. Desde ese punto de partida, entendemos el fenómeno distópico como una realidad en la que los elementos se disponen de un modo acuciante y monótono, sin salida.

En el ambiente literario y filmográfico, ha dado lugar a numerosas obras que conservan los puntos comunes del subgénero: un mundo impuesto, de peso colectivo frente a libertad individual, donde el arte es crimen y donde el pensamiento está inducido por la causa. Los seres humanos se convierten en instrumentos, en esqueletos sin alma que desgastan una existencia predestinada por una pequeña burocracia. La felicidad es un falso anuncio publicitario que las personas desconocen como cierta, por eso las sociedades distópicas son como océanos homogéneos sin tempestades.

Desde “Un mundo feliz” hasta “Matrix”, se nos presenta una especie de futuro inexorable, la expresión verdaderamente contradictoria de una “revolución reaccionaria”. Contra el régimen establecido, sólo existe una dolorosa solución: la rebeldía. Nace Neo o ese tornillo que se suelta del engranaje y se queda en los márgenes de la máquina, contemplando la gran mentira del mundo, perdido el sentido de su propio ser. Intenta la lucha pero no convence, está solo, y acaba destrozado por el mecanismo. Todo universo diatópico es indestructible, todo cuanto se bifurque será el “salvaje” de Aldous Huxley.

La distopía es el combate de un rebelde contra el orden establecido y la muerte de un ideal aplastado por una costumbre más cómoda o menos trémula. Estas películas y libros nos presentan el tornillo, quizá pensemos que podemos convertirnos en una máquina solitaria pero individual, temerosa pero irredenta.


Mi consejo personal: leed “1984” y ved “Gattaca”. Después haceos esta pregunta: ¿vivimos en una distopía?


Postpost: Dedicado a las mariposas, a Juan y nuestra conversación en las alturas de la facultad y a nuestra correspondencia navideña.

Postpostpost: Sin ánimo dogmático.