jueves, marzo 30, 2006

Orcos y música

¿Atravesaremos las barreras del reto? Esa es la pregunta.

Si el año pasado rozamos la infamia, este año nos coronaremos. Hace doce meses, por estas fechas, conocíamos a las que serían nuestras representantes en el Festival de Eurovisión. ¿Quiénes eran o, mejor, quiénes son? La respuesta es una pregunta similar: ¿quién lo sabe? A lo que habría que añadir: ¿a quién coño le importa? Tan sólo recuerdo que su victoria ha sido una de las más pírricas de la Historia moderna: dudosamente seleccionadas, vergonzosamente cantadas, rotundamente olvidadas.

Sus grandes rivales, en cambio, Las Supremas de Móstoles, las abuelas de “El Principito”, conocen un éxito que la villa madrileña no revivía desde el “Encarna” de Martes y 13. “Eres un enfermo”, lo soy, qué pasa, es ya un himno glorioso que ensancha la costumbre musical de este país y se sienta a la derecha de Dios, el “Ay, quién maneja mi barca/que a la deriva me lleva”, de Remedios Amaya. Un tema que salió vencido pero triunfador ante los desconocidos, en un duelo que por su virtuosismo recuerda a los desafíos de Chopin y Liszt sobre el piano en los salones de París.

El caso es que de nuestras chicas ausentes, efímeras representantes de lo mediterráneo, se decía que tenían un toque “Las Ketchup”. Como su fracaso fue estrepitoso, este año los compositores se han decidido por el camino seguro y se llevan a las genuinas parientes de Tomatito.

El resultado, soberbio, es una canción al más puro estilo ketchup, esto es, introducción y letra como un abismo hacia el estribillo onomatopéyico, satánico o no, y sanamente pegadizo, como una sanguijuela. El error quizá resida en que en esta ocasión no tenemos esa coreografía que es la delicia de nuestra querida vicepresidenta, seguro, tan amante de los bailes tribales. No obstante, con versos como estos, estoy plenamente convencido de que alcanzaremos la meta del suicidio colectivo:

"Juro por Dios que no quise / pero está pegao / todo fue limpio y certero. / Yo era la otra, la tonta. / Será pringao, / chulito de medio pelo". Hay más: "Maravillosa me puse / lo he dejao tirao, / chico Martini perverso. / Mucha palabra de lava / tiene el desgraciao, / pero este a mí no me engaña". La apoteosis con el estribillo: "Puedo ser de barrio bajo / underground pero mi corazón se te ha declarao duty free, duty free, duty free... Un Blody Mary por favor...". Sublime.

Por si la apuesta española no triunfa, os invito a que conozcáis a estos finlandeses que, sin duda, arrasarán en las pistas de baile, en las duchas, en el papel higiénico y en los pañuelos desechables. ¡Viva Finlandia! ¡Que comience la diáspora! No les falta nada: Peter Jackson tras el videoclip, finlandesita atractiva y compañeras animadoras que caen fulminadas y sangrientas, heavy metal y tema bíblico. ¡Hardrock Halleluja, Forever!


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