domingo, abril 16, 2006

La soledad es una mentira

Y, después de todo, aquí estamos.

Empezó, como empiezan las pequeñas cosas en mi vida, como una esperanza. Una esperanza o una ilusión por contar, o hablar, o huir detrás de la ventana de mi habitación. Sin saber quién me esperaba, me entregué, con vanidad y con el peligro de ser un Mesías de nadie, pero dando lo que estaba en mi imaginación o en mi vida para mí mismo y, como en una canción de Aute, para el que pasase por aquí.
Escribí, con miedo y sin pensar, y me equivoqué -tantas veces- que el espíritu de correr, opinar, sentir, se convirtió en la analogía de mis pasos. Todas las disculpas y todas las excusas son los perdones que alguna vez habréis oído de mis labios y de mis dedos. Aquí, planos y electrónicos, mis sujetos, mis predicados, mis subordinadas y mis simples, las preferidas, están llenas del Cabaleiro Sentai que habéis conocido por suerte o por desgracia, pero que dijo o dice tanto por su corazón como por el vuestro, la tempestad y la noche es la misma.
Si vuelvo al blog, ese mismo que soy yo, encuentro lo que busco más allá de mí, porque tengo vuestras palabras que permanecen suspendidas. Siempre existe ese lugar en el que por debajo del cuerpo se encuentra lo invisible, ver en lo intangible es el secreto de nuestra inmortalidad. Ahora que hemos alcanzado las mil visitas -aquí está la prueba-, sé perfectamente qué debo postear:
GRACIAS POR ASESINAR MI SOLEDAD
Pastor de Guam (Fundador del Pablofernandismo apostólico)

Chexire (foto suciamente hurtada)

Alana (Imagen sin permiso)


Freak Avenger


Achuapalapá


Martín Fernández (Hermano Inseparable)

La Dama de la Rosa, flor infatigable

Y todos los que me regalan su tiempo, para que el mío no se acabe nunca. Gracias.