martes, abril 18, 2006

Modestia aparte

Si hace una semana el Cabaleiro Sentai hablaba de la honestidad y la humildad de un futbolista como Juan Román Riquelme (qué bueno que viniste), hoy es necesario tratar, admirar, beatificar una modestia mucho mayor, una filantropía y una generosidad sin parangón en la Historia del Cristianismo: la de Manuel Jalón. Si el nombre no os suena a nada así, secamente, es porque vuestra miserable ignorancia rebasa los límites de lo permisivo y os cierra las puertas de la cultura patria. Párpados pesados que caen sobre nuestros héroes, como Manuel, al que contemplo por debajo del hombro a la altura de Telmo Zarra o Juan de Borbón.
50 años de vida, 60 millones de ventas durante las dos primeras décadas, un deporte de lanzamiento, una palabra con lucha personal por valerse ante la RAE: la fregona y, detrás, su padre, el gran Jalón. Y es que desde el talento de Isaac Peral, nuestro país no había conocido un inventor tan visionario como él, capaz de sacar lo original de la nada para cambiar nuestros destinos. La vida pende de un palo de metal con melena.
Por supuesto, como los grandes sabios, Manuel lleva sin gloria personal su éxito futurista:
"Con mi invento empezó la liberación de la mujer".
Claro que sí, hombre, ni Movimiento Sufragista, ni píldora, ni minifalda: la verdadera emancipación femenina se dio con la fregona. Jamás nos arrodillaríamos más -alguna sí, pero no es digna-, siempre la mirada al frente, de igual a igual, los ojos clavados en la revolución. Hermoso sueño que parte de una inteligencia superior, que pone la tecnología al servicio de la vida cotidiana y de un fruto nunca antes respirado:
"Yo venía de Estados Unidos. Allí existía un modelo similar en el que la mopa pasa por dos rodillos. Al principio, mi fregona era igual pero, en 1964, ya diseñé una con el escurridor fijado a un cubo. Para ello, utilicé mis conocimientos en ingeniería aeronáutica".
Y la NASA desdeñó semejante genio, ellos se lo pierden. La mentalidad nunca muere, la máquina creadora sigue con su ardua labor a los 82 años de edad -siempre con los principios con los que nació: la originalidad y la perfección-. Así, nos deslumbra con el porvenir:
"Con un amigo mío que fue niño de la guerra y estudió Aeronáutica en Kiev estamos diseñando un vehículo para ir por el mar propulsado a pedales".
Hasta entonces, siempre nos quedará su huella indeleble, inmortal:
"Mi mejor invento es la jeringuilla desechable, que ha salvado millones de vidas".
Gracias, Manuel Jalón, por tu entrega a la Humanidad.
Fdo: La Dama de la Rosa, flor infatigable


Postpost del Cabaleiro Sentai:
Gracias a Manuel Jalón, mi madre siempre encontraba con qué pegarme. La zapatilla, demasiado blanda y requiere puntería; la escoba, madera frágil; la fregona, sí, la fregona, metal... Su mano volaba por el calzado y la escoba, cuando asía la fregona, sabía que había encontrado el arma perfecta: "Ahora te vas enterar". Y claro que lo hacía. En el fondo, Jalón es un pedagogo.
Postpost para cerrar: Por cierto, la balsa a pedales ya está inventada, ¿no?