domingo, mayo 07, 2006

Sucio

En el momento en que los cerdos se entremezclan con los puritanos, Redondela conoce su primer pederasta. No sé ni su nombre ni su edad, tan sólo reconozco su perfil afilado de halcón, su sonrisa gris y sus ojos hipócritas, debajo de la calva brillante, y la cámara siempre suspendida en el cuello.
Es uno de esos personajes de pueblo que todo el mundo ha visto, estudiado y querido. Y la sospecha nunca aparece, porque su trabajo lo hace honrado a los ojos de todos, sólo las nuevas noticias nos asustan y levantan de la cama. Ahora muchos creen estar en una pesadilla, sus cuerpos de niño, como el mío hace años, estuvieron delante de ese objetivo ensuciado por la infamia. El trato amable que tenía alrededor de la pista de juegos se convierte en una trampa que no queremos recordar.
La justicia lo persigue, no sabemos cuánto tiempo más podrá ocultar su pecado. Pagan por el momento los más inocentes: una familia que dejaba en sus manos los hijos y que "no sabían para qué era". Pronto pueden pasear esa ignorancia por la cárcel.
A los que tuvimos seis años y un balón entre los brazos, sólo nos queda la rabia y la vergüenza de haber perdido un pedazo de pasado y de inocencia.