viernes, marzo 17, 2006

Los infinitos recovecos de la música

Y dijo Moisés, más o menos: “Bajé y allí se encontraban todos, adorando sacrílegamente a un asno de oro”. Lo cual significa: “Creía haberlo visto todo, ¡ay, carallo! Cómo me equivoqué”.

La vida está llena de mezclas sorprendentes: merluza cocida con “Licor del Polo” y hojaldre, carbón + calor = diamante, Ronaldo y el matrimonio, Bush y un discurso sobre los Derechos Humanos, Suecia y un alto índice de suicidios (¿los asesinatos allí se contarán como suecidios?), Jesulín de Ubrique y la música, una cocina y Gran Hermano, Urdaci y sus piropos toreros a María Teresa Campos de irrefutable metáfora erótica, etc. No obstante, siempre, incluso en el más gris de los espacios, hay un lugar para la imaginación, la verdad y la luz. O, al menos, como en el caso que vamos a tratar, para la procreación más bastarda.

Os propongo un experimento. Reflexionad ante este hipotético anuncio clasificado:

Se busca varón de 32 años, cantante heavy y patinador sobre hielo. Imprescindibles: presencia Melendi y conocimientos de guitarra española. Absténganse alcohólicos y drogadictos. Objeto: creación de nuevo estilo musical.

¿¡¿Nuevo estilo musical?!? Llamadme elitista, si queréis, pero, más allá de un laborioso espíritu melómano, existe también, por suerte, un vago sentido común. ¿Qué clase de “género” –que no engendro- puede resultar de este tirante cruce de contrarios: cantante heavy-patinador sobre hielo, presencia Melendi-no ser alcohólico o drogadicto? Únicamente un nuevo atentado contra la Humanidad, como permitir que Ana Obregón haga la fotosíntesis.

El crimen universal en cuestión tiene un nombre: “Rumbatton” (supongo que es, en parte, revelador). Se trata de una aberración natural, uno tras otro, los componentes de “Los Chichos” y “Iron Maiden” traspasaron la barrera vaginal de la autora del “Papi chulo” y, tras orgiástico encuentro, surge esta nueva forma musical. Base “reaggetton”, guitarra española en rumba y, lo mejor de todo, voz heavy para un estilo que ya ha causado furor en Latinoamérica. Sí, hijos míos, “furor”.

El culpable de todo esto, un tal Huecco, es decir, el heavacho con rastas, patines, madera y cuerdas. Un talento sin parangón en la Historia de la música del siglo XX, que pasea su busto junto al de Stravinsky, Elvis o Jim Morrison. Con la inmortalidad asegurada, recemos para que su fecundidad creativa no sea tan pródiga. ¿Nos lo merecemos, acaso?

Postpost: Me intriga cada vez más el sufijo “ton”. ¿Querrá decir “base percutida redundante sobre letra machacona, trivial o sexual y repetitiva”? ¿Habrá creado la diáspora gallega el “Muiñeiratton”? Si la respuesta es negativa, propongo un tema de actitud absolutamente plagiadora sobre la base del hit “Gasolina”, el estribillo sería este: “Dame máis, Carolina”.