martes, marzo 14, 2006

Fútbol, deporte canciller

Con el Mundial de Fútbol a la vuelta de la esquina –el árbitro pitará antes de que estemos todos morenos, el 9 de junio-, Alemania tiembla ante al deshonra que le puede llegar en su propio salón. Los malos resultados de la selección nacional en los amistosos de preparación han colmado de desesperanza y agitación el corazón de nuestros cívicos primos teutones, que ven peligrar su imagen internacional ante la fatalidad o falta de entrega de los componentes del equipo que los ha de representar.

Esta pérdida del “rumbo deportivo” alemán, como diría Florentino Pérez, ha alcanzado cumbres borrascosas y se ha convertido en una verdadera cuestión de Estado. Tanto ha escalado, hasta tal punto se ha sobrepuesto a lo mundano, que los oídos de la canciller Angela Merkel todavía retumban entre los ecos. La determinación de la rubia y no top model dirigente ha pesado e, incluso sorda, está decidida a intervenir por la salvación de la patria.

En este sentido, mañana se celebrará en Berlín una cena en la que participará la propia mandataria junto a diversos dirigentes deportivos entre los que estará, o debería estar, el otrora goleador del Bayern de Munich y de la selección alemana y actualmente preparador nacional, Jurgen Klinsmann. Y “debería estar” porque, últimamente, se le ha dado por escurrirse cuando las cosas se ponían tensas, como tras la derrota 4-1 contra Italia (recuerda un poco a la “bronquitis” de Otegi, vigilado por un ¡médico forense! ¿Tendrán miedo de una milosevicada?).

En la cita, entre cervezas y salchichas, se eructará, se olerán sonoros pedos y los escrotos serán firmemente rascados. Se creará, de este modo, la atmósfera ideal para hablar de fútbol y, dentro de ella, intentar, utópicamente, enderezar el navío germano, náufrago de una mala racha. No obstante, mucho me temo que Angela, no por su condición de mujer sino por su falta de carné de entrenadora, no será capaz de decidirse por un sistema de juego claro. Es más, con la cantidad de schroederianos que hay en su grupo de gobierno, por lo ajustado de su victoria electoral, cada decisión podría convertirse en un intenso debate parlamentario: “¡Ballack de medio centro… ni hablar! Lo necesitamos como mediapunta, debemos optar por un 4-5-1”, “De eso nada, exigimos un referéndum”. Hala, y toda la nación a votar: “Envía un sms con el texto “4-5-1” al, qué casualidad, 451, o bien con “¡Merkel a la cocina!” al mismo número. Entre los participantes en el referéndum se sortearán dos entradas para el partido de cuartos de final en el que España quedará eliminada”.

Pase lo que pase en la reunión, gane o no Alemania su Mundial, lo cierto es que no deja de ser significativa la relevancia que el fútbol ha logrado alcanzar en el presente. Como el más astuto de los trepas, este asunto ha llegado, sin duda, a lo más alto, perturbando la tranquilidad de la más moderada, eso dice ella, de las gobernantas. La revolución está ahí.

Aquí, me cago en no sé qué ya, iría la imagen. El problema es que mi infame-desquiciadora-impaciente-frustrante-lenta-infiel-maquiavélica-prostituida-cara-de cenicienta (a partir de las 0.00 horas se acabó)-tecermundista-preñada conexión está de antojo hoy y no me permite subir nada.

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